El rendimiento es uno de los indicadores más relevantes para evaluar cómo está evolucionando tu dinero en el mercado. Representa la ganancia o pérdida obtenida en una inversión en relación con el capital invertido, y generalmente se expresa en porcentaje. Comprender cómo se calcula y qué factores lo afectan es esencial para tomar decisiones financieras informadas y alinear tus expectativas con la realidad del mercado.
Existen distintos tipos de rendimiento que permiten analizar la rentabilidad desde diferentes perspectivas.
Este indicador refleja el retorno bruto de tu inversión sin considerar la inflación.
Por ejemplo, si invertiste $100.000 y al finalizar el período obtuviste $110.000, tu rendimiento nominal sería del 10%.
Es útil para medir el crecimiento absoluto del capital, pero no muestra la pérdida de poder adquisitivo causada por la inflación.
Este rendimiento ajusta el retorno de la inversión según la inflación, ofreciendo una visión más precisa del crecimiento real de tu dinero.
Siguiendo el ejemplo anterior, si la inflación fue del 5%, el rendimiento real sería del 5% (10% nominal menos 5% de inflación).
Esta medida permite evaluar si la inversión realmente incrementa tu capacidad de compra.
Este tipo de rendimiento considera tanto la apreciación del valor del activo como los ingresos adicionales generados, como dividendos de acciones o renta de bonos.
Es una medida más completa de la rentabilidad, ya que incluye todas las fuentes de ganancia asociadas a la inversión.
Una forma sencilla de calcular el rendimiento de una inversión es mediante el rendimiento simple, que se determina con la siguiente fórmula:
Rendimiento simple = (Valor final - Valor inicial) / Valor inicial × 100
Esta fórmula permite cuantificar rápidamente la ganancia o pérdida porcentual respecto al capital inicial invertido. Aunque es básica, proporciona un punto de partida para comparar distintas alternativas de inversión y entender el desempeño de tu portafolio.